Efraín Miranda, como Garcilaso otrora, se ha apoderado tempranamente de
la lengua castellana y escribe en 1954 un poemario de tono rilkeano, pero en
1978, habiendo regresado a la comunidad puneña de Jacha Huinchocca para laborar
como maestro, sorprendió con un poemario, Choza,
que revoluciona no solamente las nociones del indigenismo, sino la poesía
del Perú, a pesar de que ha sido relativamente silenciado. El poeta habla y
escribe como un comunero indio que maneja bien el castellano, en ese sentido más
cerca de Garcilaso que de Guamán Poma. Elimina cuidadosamente toda referencia
que pueda parecer rebuscada o tópica; no usa vocablos quechuas o aimaras, pero
su sintaxis está influida por el sustrato aborigen: no habla con cólera del
misti o del burgués, pero está enfrentando constantemente al campesino y sus valores
culturales con el hombre de la ciudad que lo sojuzga y malinterpreta. Poesía
llena de tensiones la suya, expresa las contradicciones vitales y literarias
que se viven con intensidad en la cultura peruana de hoy (…)
(…) lo que suscita entre nosotros Efraín Miranda cuando estamos frente a
su obra poética: “Al poeta no le basta traer un mensaje nuevo. Necesita traer
una técnica y un lenguaje nuevo también”, dice Mariátegui y es eso,
precisamente, lo que produce en nosotros Choza (1978): la conciencia de estar frente algo nuevo, distinto. La sensación
de que estamos ante un registro novedoso, una nueva dicción, un ritmo
diferente, una cadencia distinta que enriquece el paisaje de la poesía peruana del
siglo XX.
Hildebrando Pérez
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Efraín Miranda Luján (Puno, 1925). Poeta, una de las voces más importantes de la poesía peruana y latinoamericana del siglo XX. Su trabajo poético se hizo con el pausado rigor de la poesía. Con la publicación de Muerte Cercana (1954) aparece en la escena literaria de la década del 50. Durante un prolongado y provechoso silencio, signado por su experiencia en la comunidad de altura Jacha-Huinchoca de Puno, llegará con Choza (1978), definitivo libro que renueva la tradición poética. Poemario con el que, la voz indígena coge la palabra –ahora escrita– para expresar el mundo andino y erigirse como la contracultura. Vida (1980) nos acerca al indígena que transita por espacios distantes de su comarca y Padre Sol (1998) nos aproxima al mundo de los dioses locales.
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