
Marco Martos
Frente a los artificios vanguardistas que inauguran el
siglo XX y que seducen por su chisporroteo deslumbrante, Vallejo nos hace
recordar que toda poesía nueva sabe expresarse más allá de la pedantería de
novedad y que más que llenarse la boca con palabras flamantes, el
poeta debe expresar sin excusa alguna la sensibilidad del espíritu nuevo.
Es por ello que el soneto vuelve a resonar con sus
aromas clásicos pero con aires nuevos en el quehacer poético de Martín Adán y
en los versos electrizantes de Blas de Otero. En estos últimos años, la
escritura de poemas al itálico modo y otras formas discursivas tradicionales
pueblan la lírica hispanoamericana: versos trabajados con una delectación
febril y con hallazgos que de inmediato seducen al más exigente hipócrita
lector.
Nombrar la vita nuova en este siglo que se abre
con claroscuros y sinsabores insospechados, retomando a la Rosa como
estandarte, no es cosa fácil. Dany Cruz lo ha logrado. Déle Dios buen galardón.
Hildebrando Pérez Grande
Dany
Cruz Guerrero (Chalaco,
Morropón, Piura, 1983). Ha estudiado derecho, humanidades y filosofía. Ha
publicado las plaquetas Colán y los despistados (2006) y Desencuentro
(2003). Poemas suyos aparecen en las antologías Versolibrismo: poesía y arte
contemporáneos (2013), Punto & aparte: muestra de poesía
hispanoamericana (2012), Convergencias: muestra de poesía contemporánea
(2011) y Estirpe púrpura. 10 años de narrativa y poesía en Piura (2010).
Rueca del insomnio obtuvo una mención honrosa en el Premio Nacional de
Poesía PUCP 2007. Dirige el sello CortaRama Editores y es miembro fundador de
la Asociación Cultural Willakuni.
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